~ Papá Bebé ~
De la sencillez, del brillo de ojos
hoy invisbles, hoy tan ciertos.
De las manos ásperas y secas
de una piel que nunca fue otra.
De la comisura de la boca
en la sonrisa que jamás presenciaré.
De montañas y valles fértiles de tu inmesidad,
de la pequeñez rasposa del desierto de tu vida.
De océanos muertos,
del triste y maravilloso espectáculo
de seguir siendo
sólo un espectador.
De la anarquía ilógica de este escrito sin secuencias,
del sentimiento en abudancia que hoy me innunda.
De los cielos y la casa que desvanecieron con tu ida,
de la alegría del cielo por tener tu sonrisa.
Aprendiendo a aprender
de lo que tengo y siempre fue.
Obviando la razón,
embebida en la fe que nos permite ser.
Elijo ser, ser en fe.
¿Qué más da otro racionalismo irracional
sobre la inmesidad omnipotente humana?
Aprendiendo a aprender,
de los cielos y montañas,
de tu cuerpo en mi memoria.
De los ojos dulces de miel clavados en mi retina,
de esta pobre elocuencia poco puesta en práctica.
De tu voz y gritos insonoros que en mí habitan.
De los árboles y flores que evocan tu risa.
De esta pequeña humadidad,
de tu inmensa humanidad hecha memoria.
De tu caricia justa y tu perfecto silencio.
De tu fidelidad y seguridad
en lo que siempre afirmabas con fervor.
Aprendiendo a ser,
sin poder tenerte.
Aprendiendo a aprender
de verte en los confiables
confines de esta simple humanidad mía.