Poder liberarse del constante acecho del tiempo marcado,
ese tiempo irreal que nada tiene que ver conmigo,
es la máxima liberación a la cual me acerco.
Descanso en ensueños bajo el luminoso Sol
que me conoce y contempla mi contemplar la atmósfera
y duermo sin saber cuánto.
El tiempo no se pierde, si inexistente y personal
y en puntas de pie embebida en sosiego
voy despacio a encontrarme conmigo.