sábado, 29 de enero de 2011

25-01-2011


Está revelado en las láminas finas que se suponen
deben endulzar sus extremidades.
Se refleja en las gotas de miel
que brillan amargamente bajo los reflectores.

Está oculto en el rojo carmesí
que fluye rápidamente, rogando salir.

Contempla el dorado trigal
buscando en qué centrarse,
buscando bloquear, justificar.

Se refugia en lo metafísico del cielo natural
para evitar toda imagen distorsionada
en el cristal falso que la refleja.

Observándola, analizo su actuación,
como buscando distraer la tentación
como jinete que se cree con capacidad de
engañar un corcel indomable.


Está fuertemente marcado en detalles de su cuerpo,
está fluyendo como dos arroyos paralelos de agua interminable,
está descrito en los poros de ese extenso órgano de porcelana gastada.
Está visto cómo inútilmente busca una respuesta...

Y busca sosegar el mar en la rompiente,
y la sal parece no decantar,.
Y el agua no endulza,
y todo agua se confunde
y entonces no la veo
y ya no sé dónde está.